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Fin de semana purificante: plan dietético

Encontré este maravilloso artículo, recomiendo ampliamente ir a la página original Alimentación Sana , tienen excelentes consejos para ayudarnos a mantener una Vida Sana.


1º día: frutas y verduras
2º día: comida ligera
Hábitos desintoxicantes

A los excesos se suman ahora las comidas rápidas que nos impone el ritmo de trabajo. Otra vez estrés, malas digestiones, retención de líquidos, pesadez, ojeras y algún que otro kilo de más. Stop.

Muchas veces necesitamos desintoxicar nuestro organismo, sobre todo después de períodos de vacaciones en los que se cometen excesos con la comida y el alcohol. De nuevo en el trabajo, las comidas rápidas y a veces poco saludables pueden empeorar la situación. Así que lo mejor es que pares y te tomes un fin de semana para ti y para tu cuerpo.
El otoño es muy buen momento para hacer esta cura, ya que es la estación en que más desequilibrados suelen estar nuestros hábitos alimenticios y además contamos con la ayuda de un montón de frutas y verduras de temporada con un gran poder depurativo.

Dos días…

El objetivo es darle un descanso a tu organismo, sobre todo a tu hígado y vesícula, y dejar que la piel se oxigene. Te sentirás ligero, equilibrado y limpio por dentro y por fuera.

Serán dos días a base de fruta, verduras y alimentos muy naturales. Una vez finalizada la terapia, irás introduciendo poco a poco alimentos más complejos, pero olvidándote de las grasas saturadas y los azúcares refinados. Te sentirás tan bien que te animarás a seguir comiendo ligero.

1º día: frutas y verduras

Te proponemos pasar el día a base de frutas y verduras, pero si crees que no vas a poder, te damos la opción de añadir algún alimento.

Al levantarte, tómate un buen vaso de agua para hidratarte por dentro. Antes de desayunar, te proponemos un paseo para ir poniendo en marcha el metabolismo.

* Desayuno
A base de fruta fresca y depurativa: uvas, papaya, manzana, naranja, pomelo, limón, piña, grosellas, arándanos o moras. Para acompañarla, té o una infusión de diente de león, caléndula o jengibre fresco (son diuréticas) con sacarina; esta vez está prohibido el café. Si te quedas con mucha hambre, toma un yogur desnatado mezclado con cereales integrales o copos de avena.
* Media mañana
Un zumo recién exprimido de fruta o verduras: manzana, zanahoria, apio, tomate, piña, naranja, papaya... combínalos a tu gusto.
* Comida
Sopa ligera de verduras (zanahoria, puerros, calabacín, acelgas... y una patata si necesitas más energía). De postre, compota de manzana, un yogur desnatado o una infusión. Si necesitas comer un poco más, toma dos galletas de arroz, avena o centeno.
* Merienda
Otro zumo de frutas naturales o verduras frescas.
* Cena
Ensalada de zanahoria, remolacha y apio (la verdura más depurativa) crudos mezclados con arroz integral cocido. Alíñala sólo con limón y muy poca sal. De postre, piña natural, un yogur desnatado o una infusión.
* Antes de ir a dormir
Toma una infusión de diente de león endulzada con sacarina.

2º día: comida ligera

Puedes continuar con la dieta anterior o hacer ésta otra, también muy ligera, pero en la que ya se incluye algún alimento más nutritivo.

Al levantarte, que no se te olvide tu vaso de agua.

* Desayuno
Zumo de frutas, yogur con muesli y té.
* A media mañana
Zumo de frutas o verduras naturales.
* Comida
Arroz integral hervido con verduritas o un puré de verduras. Una manzana asada o una infusión.
* Merienda
Un zumo natural o una infusión con dos galletas de avena o arroz.
* Cena
Una ensalada variada y pescado hervido, todo aliñado con una cucharadita de aceite de oliva. Requesón con miel o un yogur desnatado.
* Útil consejo
Ahora que ha terminado tu fin de semana purificante, empieza a introducir en tu dieta alimentos ligeros y cocinados al vapor, a la plancha o hervidos. Si quieres seguir perdiendo peso, prohibidas las grasas saturadas y los azúcares.

Hábitos desintoxicantes

Debes apoyar tu cura purificante con algunos hábitos que ayudan a desintoxicarse:

* Hacer ejercicio. Dar un paseo al levantarte y al aire libre te hará sentir como nuevo. Cualquier otra actividad física es recomendable.
* Dormir. Añade a tu plan desintoxicante una cura de sueño, multiplicará los efectos por mil.
* Beber agua. Es fundamental si quieres que tu organismo elimine toxinas. A todas horas y sin límite, ya verás qué efecto produce sobre tu piel.

Hacer una cura desintoxicante durante un día o dos no tiene por qué ser peligroso para tu organismo siempre y cuando seas una persona sana y no tengas problemas de anemia o anorexia. Cuando se inicia el proceso el organismo obtiene la energía de los depósitos de glucógeno existentes en los músculos y el hígado. A continuación, recurre a las reservas de grasa y, finalmente, a las proteínas almacenadas en el propio cuerpo. Por ello, durante una cura bien hecha no se produce desnutrición.

Fuente: http://www.alimentacion-sana.com.ar/Portal%20nuevo/actualizaciones/findesemana.htm

Mitos de alimentación que si son ciertos

En la web de Alimentación Sana se tomaron el monumental trabajo de compilar 100 mitos acerca de la alimentación, algunos son quitados de su aura de verdad y otros son directamente confirmados.

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Aquí hemos reunidos algunos de los mitos que sí son verdad; e incluirlos en nuestra dieta podría resultar beneficioso, pero siempre recuerda que primero hay que consultar con un especialista y mantener un consumo equilibrado de cierta variedad de alimentos, sin exagerar con ninguno.

El jugo de pomelo en ayuda quema grasas

En realidad no es tan así, sino que todos los frutas cítricas que tienen fibra ayudan a que la vesícula y los intestinos puedan trabajar mejor, facilitando la eliminación de las grasas, pero de por sí solo el pomelo no las quema.

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El jamón crudo es más nutritivo que el cocido

En verdad sí porque su proceso de elaboración es más sencillo: sólo es carne de cerdo estacionada con sal, mientras que al jamón cocido se le agregan aditivos para su conservación, como la harina, lo que altera un poco sus propiedades. También el jamón crudo es más sano en cuanto la carne está en un estado más puro, menos aditivada que la del cocido.

El aceite es más saludable que la manteca

Claro porque al ser un aceite vegetal tiene menos grasas saturadas que provocan el colesterol, en cambio la manteca es hecha con grasa animal que sí tiene colesterol.

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No es bueno cenar cerdo

Claro que no, pero tampoco ninguna carne muy elaborada, ya que las proteínas son más difíciles de digerir (tardan entre 3 a 4 horas), por eso siempre se aconseja cenar liviano para no perturbar el sueño y amanecer con los ojos hinchados y mal del estómago.

Una manzana por día aleja al médico

Sí porque disminuye los niveles de colesterol y aporta potasio, vitamina C y E y ayuda a crear defensas en el organismo.

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Para broncearse hay que comer zanahorias

Sí porque tiene un nutriente llamado betacaroteno, que ayuda a la pigmentación dorada de la piel. Además este nutriente está presente también en las verduras de color amarillo, rojo y anaranjado, y en los vegetales de hoja verde.

Tomar yogur es bueno cuando estamos con antibióticos

El efecto es compensatorio porque los antibióticos destruyen la flora intestinal, mientras que el yogur la reconstituye, así se evitan algunos malestares intestinales que provocan los antibióticos fuertes.

Comer espinaca da fuerza

Es verdad, pero no de forma tan exagerada como nos vendía la serie animada Popeye, sí es verdad que 3/4 de taza de espinacas cocidas proveen el 100% de nuestros requerimientos de vitamina B6, 50% de la vitamina C, 25% de ácido fólico y un sorprendente 300% de vitamina K. También provee hierro y potasio, es 100% dietética, libre de grasa, y sólo aporta 23 calorías por taza.

Falsedades y mitos alimentarios

Creencias muy arraigadas, algunas sin fundamento científico, condicionan los hábitos alimentarios de numerosas personas

El interés creciente que muestra la sociedad por la alimentación va acompañado de numerosas recomendaciones dietéticas procedentes de muy distintas fuentes. La mayoría están basadas en mitos y creencias irracionales que olvidan los principios establecidos por la investigación científica de la nutrición y, en algunos casos, se contraponen a los conocimientos sólidamente documentados con los que se cuenta en la actualidad.

* Autor: Por ELENA PIÑEIRO
* Fecha de publicación: 22 de octubre de 2008
Incompatibilidad de la leche con los cítricos; las frutas ácidas son malas para el reumatismo; las frutas al final de la comida engordan; el pescado alimenta menos que la carne y el huevo crudo es mejor que el cocinado. Éstas son algunas de las falsedades alimentarias que tuvieron, y aún tienen, cierta credibilidad en nuestro entorno. Ahora, expertos de la Delegación Provincial de Asuntos Sociales, el Servicio Social de Salud y la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad, todas ellas instituciones de Granada, han elaborado un compendio de este tipo de falsedades y mitos alimentarios que condicionan los hábitos nutricionales de muchas personas.

Alimentos incompatibles

En las últimas décadas hemos asistido a una expansión de las creencias sobre alimentos que son incompatibles entre sí y que, por tanto, no pueden ingerirse juntos en la misma comida, según el presidente de honor de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) y catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada, José Mataix Verdú. Ciertas incompatibilidades y un determinado orden de ingesta de alimentos, como por ejemplo tomar la fruta y la ensalada antes del plato principal, se han arraigado con tanta fuerza en nuestro país que son difíciles de desmentir.

Los expertos en Nutrición Clínica y Dietética de la Universidad de Granada, el Servicio Andaluz de Salud y la Delegación provincial de Asuntos Sociales de Granada, en su artículo de revisión "Creencias erróneas sobre alimentación", alegan que "es tal la variedad de alimentos y sus mezclas, y la investigación de la interacción de los nutrientes supone técnicas tan sofisticadas y costosas que los estudios científicos sobre el tema son limitados y costosos".

No obstante, afirman con contundencia que no hay alimentos incompatibles y que no es obligado establecer un orden en la ingesta. Al menos así lo avalan los conocimientos actuales sobre la digestión y la absorción en el digestivo y miles de años de experiencia humana ingiriendo alimentos en distinto orden, según la cultura y la época concreta de la historia. En este sentido, otro expertos, como Pilar Cervera, directora del Centro de Enseñanza Superior de Nutrición y Dietética (CESNID), declaran que, como criterio general, hay que mezclar los alimentos de los distintos grupos para asegurar una nutrición correcta.

Sabiduría e ignorancia en la tradición

Refranes populares como "quien come con cordura por su salud procura" o "de grandes cenas están las sepulturas llenas", son incuestionablemente ciertos, ya que se conoce bien el trinomio metabólico de ingesta, reserva y gasto energéticos y sus consecuencias sobre la salud, de las cuales la más conocida en el aspecto negativo es la obesidad.

El grupo alimentario al que pertenecen la carne y el pescado, ricos en proteínas, ha sido objeto, a lo largo de nuestra historia gastronómica, de numerosos dichos y rimas con aspiraciones educativas, algunos de ellos con tan extraños como originales fundamentos, que afortunadamente la ciencia de hoy se ha encargado de desmontar.

La idea de que "la carne alimenta más que el pescado" podría estar apoyada, según Rosaura Farré, catedrática de Nutrició i Bromatología de la Universitat de València, en el hecho de que, al tener menos grasa y menos tejido conjuntivo, el pescado se digiere con más facilidad y proporciona menos sensación de plenitud gástrica. Además, antiguamente era difícil mantener la cadena de frío para la conservación del pescado, más fácilmente alterable que la carne, por lo que era una idea común que este alimento marino era menos saludable que su homólogo terrestre. Seguramente provocaba más toxiinfecciones por su alteración y la posterior formación de histamina, responsable de urticarias por la acción química de las bacterias y de ahí el mito de su menor contenido alimenticio.

Otro ejemplo de creencia falsa es la de que el huevo crudo alimenta más que cocinado, cuando en realidad ocurre exactamente lo contrario. Cuando se fríe, cuece o escalfa este alimento, el calor coagula las proteínas que son más fácilmente atacables por los jugos gástricos en el estómago y se aprovechan en un 92%, en comparación con el 50% de aprovechamiento cuando la clara está cruda; aparte del riesgo sanitario de salmonelosis si se come crudo.

EL ORIGEN DE LOS MITOS

Debido a que alimentarse es un hecho tan biológico como cultural, hay una gran diversidad de opiniones y creencias al respecto. Según Abel Mariné, Jaume Serra y Mª del Carme Vidal-Carou, coautores del libro "Saber popular i alimentació", es lógico que con el paso del tiempo se hayan acumulado conocimientos basados en la práctica y que se den asociaciones entre los alimentos y sus efectos que hayan dado lugar a comportamientos y actitudes frente a la alimentación, que han quedado impregnados en el saber popular.

Las creencias de tiempos pasados sobre las relaciones entre la alimentación y la salud se pueden contrastar con los medios científicos actuales y es curioso comparar la gran diferencia que se aprecia entre los mitos creados en nuestros días por la publicidad tendenciosa, que ha calado hondo sobre la ignorancia, y aquellas creencias antiguas con una base empírica, transmitidas durante generaciones por la tradición oral. En todo caso, lo que necesita hoy la ciencia es una mayor difusión que desmienta esas relaciones erróneas que se atribuyeron y aún se hacen a la comida y a su influencia sobre la salud y el comportamiento humano.

La importancia de la autoestima

Hay momentos en nuestra vida que sientes que todo lo haces mal. Dejar que nuestra autoestima se venga abajo por las malas circunstancias que nos rodean puede ser muy perjudicial para ti y tu salud. Aprende a valorarte y saca lo mejor de ti mism@.

Por Patricia Herencias / EFE Reportajes

La autoestima es el sentimiento valorativo que tenemos de nuestro físico, nuestra personalidad, nuestro ser. Es decir, la imagen que nosotros apreciamos sobre nuestra misma persona.

Si eres de las que cree que este es un aspecto poco importante de nuestra personalidad, te equivocas. Los expertos explican que tener una autoestima positiva potencia la capacidad para desarrollar habilidades y hace aumentar la seguridad en ti misma.

Por el contrario, tener una autoestima baja puede enfocar a la persona al fracaso, llegándose a desencadenar en algunos casos, episodios de depresión y ansiedad.

El problema de la autoestima es algo que está en nuestra mano solucionar. Sólo tenemos que aprender a querernos y respetarnos a nosotros mismos para que podamos proyectar esa imagen hacia los demás.

¿CÓMO SABER EL ESTADO DE MI AUTOESTIMA?

Muchas son las maneras en que se puede manifestar una baja autoestima. Pero, en general, existen una serie de síntomas o signos que pueden servirte de guía.

Si eres de las personas que se somete a una dura autocrítica, pero sin embargo eres muy sensible a las críticas de los demás. Si eres una persona totalmente indecisa porque no confías en tu propio criterio para elegir. Si el no hacer las cosas perfectas supone un trauma en tu vida, o si estás irritable y muy a la defensiva con la gente que te rodea, tal vez es que tienes un desajuste con tu imagen.

Por el contrario, si eres una persona segura de sí misma, que no se lamenta por el pasado ni le preocupa en exceso el futuro. Si te ves igual a los demás y sabes disfrutar de las cosas sencillas del día a día como tu trabajo o tus amigos, entonces tienes una buena autoestima que te permite vivir sin envidias ni competitividad hacia los demás. Sin darle mayor importancia a cosas que escapan a tu voluntad.

Si eres de los que pertenece al primer caso, es hora de que empieces a valorarte, para que pronto puedas llegar a estar entre las personas que se sienten a gusto consigo mismo.

LA IMPORTANCIA DE MIMARTE

Es importante que empieces a combatir esa imagen negativa que tienes de ti misma. Es fundamental que entiendas que tú no eres mejor que nadie, pero que tampoco nadie es mejor que tú.

Todos somos iguales y tenemos las mismas posibilidades de alcanzar el éxito, cada cual en lo que mejor se sienta.

Subir la autoestima es un trabajo diario que necesita que te mimes continuamente, sin que por ello vayas a creerte superior a los demás.

Tienes que aprender a tomar tus propias decisiones. Ver que eres capaz de hacerlo te animará mucho, sin importar si a veces te equivocas. No hay nada más sabio que rectificar.

Trátate con cariño a ti misma. Dedícate pensamientos positivos que te animen y te hagan resaltar aquellos aspectos más destacables de tu persona. Tienes que aprender a valorar tus cualidades pues son tuyas y te hacen especial y distinta a los demás.

Es mejor que te rodees de personas positivas y que te aporten sentimientos y experiencias gratas. No se trata de huir de la realidad y vivir en una nube donde todo esté pintado de color de rosa. Pero debes evitar la influencia de personas que te critican constantemente hundiendo tus triunfos y pequeñas ilusiones.

Acéptate física y sentimentalmente y aprende a ser independiente. Pequeñas metas te pueden ir ayudando, ¿has probado a comer sola en un restaurante? ¿te da miedo porque crees que la gente se va a fijar en ti? Hazlo y verás como no pasa nada malo.

También debes abandonar el perfeccionismo y valorar los triunfos parciales, quedarte con lo mejor de cada persona y experiencia, por negativa que te haya parecido. ¡Todo tiene dos lados!

Mentalízate de que puedes conseguirlo y mímate ante el espejo, ante sus pensamientos y tus sentimientos. Aprende a quererte y los demás aprenderán a hacerlo también.

http://salud.latino.msn.com/saludfemenina/

Una buena salud en familia

Más vale prevenir que lamentar, por ello, toma precauciones y aprende a cambiar los hábitos alimentarios de todos en el hogar.

El Nuevo Día de Puerto Rico/ GDA
El Universal
Martes 09 de septiembre de 2008

Estar a dieta no es agradable para nadie. Así es que cuando un miembro de la familia decide bajar de peso es común que los demás perciban como un sacrificio acoplarse a nuevos hábitos alimentarios.

Sin embargo, esta solidaridad puede recompensar a todos, aseguraran dos licenciadas en nutrición.

"La experiencia que tengo es que cuando alguien en la casa está a dieta, todos se benefician al cambiar a un estilo de vida más saludable", afirma Vilma Calderón, autora del libro Baja de peso, gana salud.

Esto ocurre, explica, porque es común que todos se decidan a cambiar su manera de comer.

¿Lo más usual?: demasiada comida rápida o frita, mucho refresco, poca agua y dulces por doquier. Esto sin mencionar la poca o ninguna actividad física.

Para romper este ciclo la licenciada Carmen Rosario Cabrera recomienda comenzar poco a poco o ser radical siguiendo estos consejos básicos:

- No freir. Si fríen varios días a la semana hay que ir eliminándolo hasta llegar a cero.

- Acostumbrarse, tanto niños como adultos, a salir de la casa con su botella de agua. A veces pasan todo el día tomando jugo y no toman agua.

- Tener disponibles frutas y vegetales frescos. Si el presupuesto no da, busca congelados, envasados en agua o en su propio jugo. Otra alternativa son las compotas de bebé que no contengan azúcar.

- No compres lo que quieres limitar. Si el niño de la casa tiene diabetes, no lleves paquetes de galletas a casa. De hacerlo, establece claramente sus límites.

- Camina y, si se puede, en familia.

- Toma agua 15 minutos antes y 15 minutos después de comer, y no durante la comida. Esto da sensación de saciedad y permite una mejor digestión.

Para los más pequeños

En cuanto a las meriendas de los niños, elimina o reduce las galletas dulces y bolsitas de salados.

Opta por frutas, queso, cereal seco bajo en azúcar, yogurt, emparedados en pan integral y jugo 100% natural y en cantidades moderadas.

Calderón enfatiza que desde que empiezan a comer, los infantes
deben comenzar a consumir frutas, vegetales y verduras y los padres no deben desanimarse si rechazan alguno de éstos alimentos sino continuar ofreciéndolos, de diferentes maneras.

"Los hábitos alimentarios son como todo en la vida, se aprenden. Si esperas hasta los ocho años para darle frutas y vegetales a tus hijos, se te está haciendo un poco tarde", apunta.

Para interesar al niño por los alimentos sanos, Calderón recomienda, antes que todo, que los padres den ejemplo.