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Guerra al lumbago

Conozca las posturas más saludables para las distintas tareas de la vida diaria y los nuevos tratamientos para prevenir, aliviar o eliminar el dolor de espalda, desde las manipulaciones vertebrales y los medicamentos, hasta la neurorreflejoterapia y la cirugía "suave".
Por Ricardo Goncebat/EFE

El dolor lumbar es una de las afecciones benignas más frecuentes, ya que ocho de cada diez personas de los países desarrollados ha sufrido ese suplicio, que obliga instintivamente a quedarse paralizado, con el cuerpo encorvado, torcer el gesto y llevarse la mano a la parte dorsal, hasta que pase el dolor.

Sometida a tensiones de todo tipo, a un desgaste progresivo y a los esfuerzos excesivos, la columna no sólo soporta el peso del cuerpo, sino, también, los desequilibrios emocionales que repercuten en la musculatura dorsal. A veces la espalda se queja, ocasionando punzadas de dolor.

Malas posturas, alteraciones de la columna, sobrepeso, flexiones y torsiones repetidas, sobrecargas de la columna, esfuerzos intensos, trabajos con máquinas que vibran, falta de potencia, resistencia o entrenamiento de la musculatura de la espalda.

También sedentarismo, tabaquismo, estrés, actitud temerosa o paralizante ante el dolor, insatisfacción laboral, personalidad obsesiva, sensibilidad a los cambios del tiempo, ansiedad.

Son los factores de riesgo relacionados con el estilo de vida o la situación del cuerpo, la mente y las emociones, que favorecen que duela la espalda, y algunas de las características más frecuentes de quienes los sufren. ¿Las consecuencias? Desde una reducción de la calidad de vida y bajas laborales hasta repercusiones negativas en el ánimo y el bienestar.


¿POR QUÉ DUELE LA ESPALDA?

"En más del 90 por ciento de los pacientes, el dolor se debe a una afección de la propia espalda. Son las "afecciones mecánicas", que se reconocen porque el dolor varía con las posturas, los movimientos y los esfuerzos, y no se acompaña de ningún signo de enfermedad general, como la fiebre o pérdida de peso", explica el doctor Francisco M. Kovacs, presidente de la Fundación Kovacs, de España.

A su vez, la mayoría de las afecciones "mecánicas" se deben a un mal funcionamiento de la musculatura de la espalda. Otras veces, pueden ser debidas a las lesiones estructurales de los componentes de la columna vertebral, como el desgarro de la envuelta fibrosa del disco, la deformación de la envuelta discal o el desgaste de la unión facetaria que articula una vértebra con otra por detrás.

"Hoy día se sabe que los episodios dolorosos se deben esencialmente a la acción de unas sustancias liberadas por las fibras nerviosas finas -la más conocida es la Sustancia P, o SP- las cuales ponen en marcha los mecanismos que causan el dolor, la inflamación y la contractura muscular", explica Kovacs.


ADIÓS A LAS MOLESTIAS

"La prevención de las molestias dorsales descansa en varios pilares: evitar o reducir al mínimo los factores y hábitos de estilo de vida que propicien el dolor y favorecer los gestos, conductas y hábitos más saludables para la columna, a la vez que se disminuye la carga que soporta la columna y se fortalece la musculatura de esa zona anatómica", señala el doctor Mario Gestoso, director de la Escuela Española de la Espalda (EEDE).

Para el doctor Gestoso, "cuanto mejor sea la salud del organismo, mejor será la de su columna. Por eso, además de la higiene postural que consiste en adoptar las posturas correctas y efectuar los movimientos y esfuerzos de modo que la columna sufra la menor carga, repartiendo mejor el peso y las fuerzas que soportan las vértebras y los discos, para que nuestra espalda no "se queje", hay que adoptar otras medidas saludables".

Para ello, el experto de la EEDE, recomienda "evitar el sedentarismo y mantenerse físicamente activo todo lo posible, evitar el sobrepeso con una alimentación equilibrada, adelgazando si el exceso de kilos es excesivo, y descansar y dormir lo suficiente para que el organismo se reponga".

Además, según Gestoso, "hay que practicar gimnasia o una actividad física regular, tanto para mejorar la forma física general como con ejercicios que refuercen la musculatura relacionada con la espalda: abdominal, cervical, dorsal y lumbar".

Asimismo, conviene suprimir o reducir al mínimo los factores de riesgo que favorecen la lumbalgia y el deterioro de la salud en general.


LOS TRATAMIENTOS MÁS EFICACES

Si el dolor, la inflamación o la contractura muscular ya se han presentado, hay una serie opciones terapéuticas que ayudan a eliminar o aliviar el problema, reducir el riesgo de padecer el dolor o acelerar la recuperación de la movilidad, las cuales tienen distintos grados de eficacia e indicaciones, de acuerdo a los expertos de la Fundación Kovacs.

Los medicamentos analgésicos, antiinflamatorios no esteroideos y relajantes musculares, interfieren químicamente los mecanismos del dolor, la inflamación y contractura muscular desencadenados por el SP.

También se puede aplicar la neurorreflejoterapia ó NRT, que impide que las fibras nerviosas finas liberen la sustancia SP y consiste en implantar transitoriamente, sin anestesiar ni ingresar al enfermo, unas "grapas quirúrgicas" que penetra menos de 2 milímetros en la piel y se dejan de 12 a 90 días.

Estas grapas estimulan las fibras nerviosas gruesas de la zona de implante, para que liberen unas sustancias llamadas encefalinas, que impiden la liberación de SP. Esta técnica, una de las que tienen mayor eficacia y base científica, es eficaz incluso en los casos en que los fármacos y otros tratamientos han fracasado.

En uno de cada cien dolores de espalda, la liberación de SP la causa una lesión orgánica clara, como una compresión nerviosa causada por la rotura de un disco vertebral o el deslizamiento de una vértebra sobre la inmediatamente inferior, y hay que operar para eliminar la compresión.

Si el dolor es agudo, pero no hay molestias referidas hacia el brazo o la pierna, los masajes o manipulaciones efectuados por quiroprácticos u osteópatas, consiguen un resultado similar al de los medicamentos, al recolocar las vértebras o relajar la musculatura.


REEDUCAR LAS POSTURAS

Las infiltraciones o inyecciones de antiinflamatorios derivados de la cortisona y/o anestésicos locales en zonas vecinas a la médula espinal, las articulaciones vertebrales, o los puntos dolorosos a la presión, ayudan a reducir la inflamación de las raíces nerviosas y aliviar el dolor.

Para los dolores que tienden a repetirse y se basan en vicios o gestos posturales, se indica la Reeducación Postural Global, consistente en analizar las alteraciones en la postura de la persona y en entrenarle en las posturas activas adecuadas para estirar los músculos retraídos.

Si se ha intervenido al paciente, sin resultado y no se puede aplicar la NRT porque la cirugía ha alterado las fibras nerviosas, se pueden combinar ciertas técnicas quirúrgicas con la estimulación eléctrica de determinados centros neurológicos, para eliminar el dolor. Una de las técnicas es la Estimulación Eléctrica Transcutánea, consiste en estimular fibras nerviosas de la piel mediante una corriente eléctrica muy suave

En ocasiones, la rizolisis o destrucción de los nervios que transmiten la sensibilidad, quemándolos mediante radiofrecuencia, permite mejorar el dolor que se debe a la degeneración de la articulación facetaria.

En ciertos casos son útiles distintos dispositivos de tracción que estiran la columna, corsés y cinturones que ayudan a soportar la columna y musculatura lumbar, así como plantillas y alzas en los pies destinadas a mejorar el reparto de la carga corporal.

Otros tratamientos físicos, consistentes en aplicar calor, frío, masajes o mediante aparatos de diatermia por onda corta, ultrasonidos, magnetoterapia o láser, influyen sobre la contracción muscular y la irrigación sanguínea, y pueden ayudar a aliviar el dolor.


PARA AYUDAR A ALIVIAR

"Cuando duele la espalda, hay tres consejos básicos que ayudan a aliviar las molestias y favorecen la acción del tratamiento", señala la doctora Nicole Mufraggi, del departamento científico, de la Fundación Kovacs.

Según esta especialista "el reposo en cama no es eficaz para tratar el dolor de espalda, al contrario: si dura más de 4 días, conlleva pérdida de fuerza y aumenta la dificultad para rehabilitar al paciente. Aunque la intensidad del dolor obliga a algunos pacientes a quedarse en cama durante unos días, es una consecuencia del dolor, y no un tratamiento".

La doctora Mufraggi aconseja mantenerse activo: "conviene mantener el grado de actividad que el dolor permita, hacer todo aquello que se pueda, ir aumentando poco a poco la actividad a medida que vaya mejorando, para regresar al trabajo o la vida normal tan pronto como se pueda".

"Hay que mantener la actividad que se pueda, sin sobrecargar la espalda, aplicando normas de higiene postural", aconseja la experta.


LAS TERAPIAS NATURALES

Aunque no hay una evidencia científica definitiva sobre sus efectos, muchos pacientes aseguran que mejoran con ciertas terapias. El doctor Santiago de la Rosa, acupuntor y experto en medicinas complementarias, enumera algunos de los antídotos naturales más usados para la lumbalgia:

1. Osteopatía. Mediante distintas técnicas de manipulación manual, como masajes, empujes, presiones y estiramientos de los ligamentos, articulaciones, músculos, huesos y tejidos blandos, se devuelve el cuerpo a su postura original, y se reequilibra el organismo de forma integral.

2. Quiropraxia. Para corregir los trastornos biomecánicos de la columna vertebral, denominados subluxaciones, que provocan disfunciones orgánicas y alteraciones nerviosas, el quiropráctico corrige la posición o alineamiento inadecuado de las vértebras, manipulando la columna.

3. Shiatsu. Mediante presiones con las manos y dedos, sobre todo los pulgares, en unos 600-700 puntos clave del cuerpo, este método japonés activa la capacidad de autocuración del organismo, cuyo dolor de espalda, según los expertos, expresa otras molestias o desequilibrios orgánicos.

4. Acupuntura. Aunque los mecanismos de acción analgésica de este método oriental se desconocen, muchos pacientes reaccionan positivamente a la punción de determinados puntos de la piel, los "puntos de acupuntura", con agujas que se dejan clavadas durante unos minutos.


5. Reflexoterapia podal. Esta técnica consiste en localizar en la planta del pie, los puntos reflejos que se relacionan con distintas partes y órganos del cuerpo -los cuales duelen al tocarlos si hay una disfunción- y masajearlos ejerciendo presión, para estimular la energía reparadora del organismo.

6. Talasoterapia. Los baños, duchas, o masajes con chorros a presión, en balnearios con aguas con propiedades mineromedicinales, a temperaturas termales, o dotadas de barros, algas, burbujas, sales o sustancias curativas, tienen un efecto relajante sobre el cuerpo y la mente, y ayudan a regular la circulación, lo cual tiende a reducir la contractura muscular.

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